Con muy pocos cuidados la planta de incienso o falso incienso puede adornar tanto jardines y espacios exteriores de áreas geográficas cálidas, como poner una nota de color en el interior del hogar. La Plectranthus coleoides es fácilmente reconocible por sus hojas perennes, no muy grandes, en las que destaca el borde blanquecino sobre el verde predominante en cada una de ellas. Crece con rapidez y su inconfundible aroma, que además de resultar muy agradable es un excelente repelente anti mosquitos, la convierte en una planta tan decorativa como valiosa. Tanto si te animas a colocarla en una maceta, terrera o colgante, como si la utilizas como planta tapizante o decides hacerla la protagonista de un bonito jardín vertical, aprende en este artículo de unCOMO todo lo que necesitas saber sobre cómo cuidar la planta de incienso o falso incienso.
La luz y la temperatura idóneas
Las condiciones de luz y de temperatura son dos aspectos esenciales que hay que tener en cuenta para saber dónde poner la planta de incienso y lograr que crezca sana y bonita. Hay que recordar que es una planta originaria de áreas cálidas como India, África o Indonesia, que no soporta heladas o temperaturas excesivamente frías (por debajo de los 10 – 8 grados). Puedes plantarla en el exterior siempre que vivas en una zona de temperaturas medias en torno a los 16 ºC y 22 ºC.
Otra opción es tenerla en una maceta, en la terraza o balcón, durante la primavera y el verano y, llegado el frío intenso, trasladarla al interior. También es importante saber que la planta de incienso necesita estar en lugares luminosos, pero evitando la exposición directa a los rayos solares que podrían llegar a quemar sus hojas.
El riego de la Plectranthus coleoides
La planta de incienso requiere un riego moderado y que se preste especial atención a que no se produzca encharcamiento, ya que, sus raíces son muy sensibles al exceso de agua acumulada y podrían acabar pudriéndose.
Es importante adecuar el riego a la temperatura existente. En primavera y verano puedes regarla 1 o 2 veces en semana y en invierno 1 sola vez, o incluso cada 10 - 12 días. No eches demasiada cantidad de agua en una sola vez. Riega poco a poco y en cuanto detectes que la tierra de la maceta ya no retiene más líquido, que empieza a salir por abajo, detén el riego. Es importante, también, retirar el excedente de agua que haya podido quedar en el plato bajo la maceta.
Para la difícil temporada de vacaciones, te recomendamos leer este otro post sobre Cómo regar las plantas en vacaciones.
El sustrato para la planta de incienso
Esta no es una planta exigente y para que crezca en buenas condiciones es válido casi cualquier terreno, siempre que no resulte demasiado ácido. Si la tienes en maceta, es buena idea poner pequeñas piedritas como primera capa, en el fondo de la misma, para facilitar el drenaje. Además, conviene mezclar el sustrato con una pequeña cantidad de perlita para lograr el mismo fin.
Finalmente, recuerda cada cierto tiempo airear la capa más superficial del sustrato con ayuda de una pequeña pala de jardín para conseguir, así, una buena ventilación de las raíces.
El nivel de humedad ambiental
Mantener una correcta humedad ambiental es también parte de los cuidados para la planta de incienso. Un entorno demasiado seco acabaría haciendo que sus hojas comenzasen a enrollarse sobre sí mismas o incluso empezasen a caer irremediablemente.
Para evitar el problema, no la pongas junto a una fuente directa de calor como pueden ser los radiadores y calefactores. También puede ser de ayuda pulverizar con agua, cada cierto tiempo, la zona donde se encuentra la planta o colocar unos recipientes con agua próximos a ella, para que el contenido se vaya evaporando progresivamente.
Abono para el falso incienso
Para que el sustrato no se empobrezca, y acabe resultando ineficaz a la hora de aportar a la planta de incienso los nutrientes que necesita, es importante enriquecerlo con algún abono orgánico o con una pequeña cantidad de compost a la llegada de la primavera, cuando la planta inicia su ciclo más activo de reproducción y floración. De marzo a junio, esparcir sobre el terreno un abono de este tipo, al menos una vez al mes, hará que luzca espléndida y despliegue todo su aroma.
Poda de la planta de incienso
Siempre que detectes hojas o florecillas marchitas en tu planta de incienso o falso incienso debes retirarlas, sobre todo a finales del invierno para que, con la llegada de la primavera, se renueve y crezca con más vitalidad.
Además, hay que recordar que esta es una planta de crecimiento rápido, por lo que, si alguna de las ramitas crece en exceso puedes contarla directamente, para ir dando a la planta la forma que quieras, por ejemplo si forma parte de un jardín vertical. La única precaución que debes tener es podar siempre por encima de los nódulos o yemas, para que la planta pueda seguir su desarrollo, y hacerlo con las tijeras apropiadas siempre bien limpias y desinfectadas.
Las plagas y enfermedades de la planta de incienso
Otro de los cuidados para la planta de incienso más básicos es conocer las posibles plagas y enfermedades que pueden atacarla, así como saber cómo prevenirlas y tratarlas en caso de que aparezcan.
Pulgones, caracoles y babosas son los ‘enemigos’ más frecuentes a los que se puede enfrentar la planta de incienso y es importante estar alerta ante su aparición para evitar que se conviertan en una plaga que acabe con ella. Si la tienes plantada en el exterior, un pequeño truco para mantener a raya a babosas y caracoles es poner en la tierra que rodea el tallo de la planta cáscara de huevo triturada, para hacer una eficaz barrera que evite que se acerquen. También te recomendamos leer este otro artículo que trata sobre los Remedios caseros contra el pulgón.
La planta de incienso no es ajena al ataque de determinados hongos como el mildiu, por lo que aplicar un fungicida para acabar con él e incluso hacerlo como medida preventiva, cada cierto tiempo (2 o 3 meses), es una buena manera de evitar su presencia y propagación. En este otro artículo te explicamos Cómo hacer un fungicida casero.