El estilo glam ha sido tendencia decorativa al alza en los últimos años y el motivo es que resulta difícil resistirse a su encanto. Su éxito radica en combinar distintos estilos, desde el más clásico hasta el más moderno, pero siempre con un resultado elegante, chic y, por supuesto, muy glamuroso. Los colores de las estancias, el estilo de los muebles, los textiles o los pequeños detalles decorativos lo definen, le dan personalidad propia y lo hacen fácilmente reconocible. Si quieres renovar una estancia o hacer que toda tu casa luzca glam, en unCOMO te damos todas las claves de estilo glam para la decoración de tu hogar.
La armonía de estilos opuestos
Aunque se puede decorar con un toque glam cualquier estancia, en general, este estilo queda especialmente bien en habitaciones de cierta amplitud, con espacio suficiente para crear curiosos contrastes que resulten elegantes sin sobrecargar en exceso. Para que dé buenos resultados este particular estilo tiene su propio orden dentro de un aparente ‘desorden’. Requiere muebles y elementos decorativos con personalidad propia, sin recurrir a un exceso de adornos.
En el estilo glam, todo parece casual, pero cada detalle decorativo está estudiado. Por ejemplo, podrías poner, en un gran hall de entrada o en un salón, una mesa alta y estrecha de estilo minimalista y sobre ella dos sorprendentes candelabros en bronce de estilo del siglo XIX. Queda bien y es puro glam, pero no pongas nada más en la mesa, para que el conjunto no acabe siendo un batiburrillo de cosas abigarradas sin demasiada armonía.
Los colores de las paredes
Los tonos claros, blancos, cremas o gris plata son opciones frecuentes para paredes en la decoración glam pero no las únicas. Una vez más, la clave está en los contrastes. Los colores claros van bien en habitaciones no muy grandes en las que, además, quieras resaltar muebles o elementos más oscuros. Otra posibilidad es apostar por tonos como los azules petróleo, los verdes hoja o incluso por tonos atrevidos, como un malva, un morado o un rosa intenso, bien en estancias muy concretas (imagina, por ejemplo, un vestidor con suelo en madera y paredes malvas) o bien para crear distintos espacios en una misma habitación, pintando con ellos una única pared o jugando con dos tonalidades similares, pintando media pared en un color y la otra media en uno de la misma gama (siempre el más oscuro en la parte baja).
El color negro, en puntos concretos, puede resultar también de lo más glamuroso. Por ejemplo, en una pared sobre la que apoyar una estantería ligera, en cristal y con bordes dorados o plateados. Por último, un lado de la habitación decorado con papel de original estampado, puede dar a la estancia un divertido aire retro y un inconfundible toque glamuroso.
Los elementos arquitectónicos
El estilo glam sabe sacar partido a cualquier elemento arquitectónico, dándole protagonismo y aprovechándolo para crear contrastes. Una vigas de madera vistas en el techo pueden resultar perfectas en combinación con muebles ultra modernos. Una columna metálica puede ser el punto de partida para crear un salón tan ecléctico como original y unas molduras en la pared son el toque de distinción perfecto para tener el dormitorio más glamuroso. Arcos, columnas, vigas o escalones, que crean dos alturas en un misma habitación, son aliados perfectos del glam.
Los muebles: del más clásico al más rompedor
Los muebles de particular diseño son la esencia del estilo glam. En este caso, menos es más. Elige muebles que se distingan por esa originalidad que logra que se conviertan en centro de todas las miradas. Un tocador art decó en el dormitorio en contraste con un sencillo cabecero, un sofá diván presidiendo el salón, una sólida mesa en madera noble con sus patas curvadas y talladas o unas coquetas mesas auxiliares bajas, en cristal o mármol, son muebles capaces de personalizar cualquier estancia con renovada elegancia.
La importancia de los textiles
Es otro detalle importante que destaca en el estilo glam que, con su juego de estilos, busca ante todo resultar glamuroso pero, al mismo tiempo, confortable y acogedor. El glam es un estilo cálido y envolvente en el que los textiles resultan determinantes. Una alfombra de diseño sorprendente, desde ultra moderna hasta una animal print (imitación cebra, vaca en forma en colores), unos grandes cojines estratégicamente ubicados, un tapiz como decoración de una pared y, por supuesto, sillas o sillones con originales tapizados en telas, como el terciopelo o los originales capitoné (respaldos acolchados con formas geométricas) son detalles que aportan máxima sofisticación sin renunciar a la comodidad.
El cristal y los metalizados
Incluir en la decoración elementos en cristal y también metalizados es una de las claves para lograr el toque glam. Una lámpara araña en el techo, que proyecte mil destellos, un espejo con borde dorado o plateado, que agrande visualmente el salón dándole además el toque chic, una lamparita Tiffany, que ponga una divertida nota de color, o una sorprendente estantería de estilo industrial, para el estilo glam más innovador, son elementos que hacen que cualquier estancia adquiera un especial brillo, indispensable para poder ser incluida en el estilo más sofisticado.
Un punto de riesgo
El estilo glam es siempre elegante, pero lo que finalmente lo diferencia de cualquier otro es ese punto de atrevimiento, incluso de ‘extravagancia’ que hace que resulte encantador. En este sentido, se trata de apostar por algún elemento capaz de sorprender (que no desentonar) a cualquiera que entre en la habitación. Puede ser un baúl o un tocadiscos vintage, unos grandes jarrones de cristal que contrasten y aligeren sólidos muebles de madera, unos cojines de aires hindúes que destaquen en un sofisticado sillón de cuero, una cama circular con cabecero capitoné (como una estrella de cine de los años 50), una estantería con fondo de espejo... las posibilidades son infinitas y el secreto del estilo glam está en atreverse a mezclar elementos aparentemente incompatibles que, curiosamente, quedan genial.
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