La lejía es un líquido creado quimicamente para desinfectar el cuarto de baño, suelos y otras superficies, también se puede usar para blanquear la ropa, esto es lo que la mayor parte de gente conoce pero lo que poca gente sabe es que la lejía es un producto que se encuentra en el interior de nuestro cuerpo también. A continuación en unComo.com te explicamos muchas cosas sobre la lejía: el principio química que la sustenta, las distintas formas que hay de decir lejía en castellano, las características de la lejía y como actuar si te toca los ojos o sitios delicados.
Principio químico de la lejía
El hipoclorito de sodio o hipoclorito sódico es un compuesto químico cuya fórmula es NaClO. Contiene el cloro en estado de oxidación +I y por lo tanto es un oxidante fuerte y económico. En disolución acuosa sólo es estable a pH básico. Al acidular en presencia de cloruro libera cloro elemental. Por esto debe almacenarse alejado de cualquier ácidoSíntesisEl hipoclorito sódico (conjuntamente con cloruro sódico (sal)) se obtiene convenientemente por disolución de cloro elemental en una disolución de sosa acuosa en una reacción de dismutación:2 NaOH + Cl2 -> NaClO + NaCl + H2O.
Formas de decir lejía
Lo que es conocido popularmente como lejía también se le llama en algunos países como agua lavandina o agua de Javel.
Propiedades de la lejía
La propiedades de la lejía son conocidos por todos y es un producto muy usado para limpiar y blanquear. Debido a esta característica destruye muchos colorantes por lo que se utiliza como blanqueante. Además se aprovechan sus propiedades desinfectantes.
Origen de la lejía
La lejía, es un compuesto químico llamado hipoclorito de sodio, disuelto en agua. Fue desarrollado por el francés Berthollet en 1787 para blanquear telas. Luego, a fines del siglo XIX, Luis Pasteur comprobó su incomparable poder de desinfección, extendiendo su uso a la defensa de la salud contra gérmenes y bacterias.
Propiedades de la lejía
La lejía es un producto corrosivo que debe tratarse con cuidado porque es dañino para la salud y por tanto debe mantenerse fuera del alcance de los niños y debe siempre manipularse con sumo cuidado utilizando guantes. Su acción corrosiva puede dañar el acero inoxidable si se emplea en concentraciones elevadas y por largo tiempo. También malogra la ropa si se utiliza como blanqueador de manera muy frecuente, llegando a convertir el color blanco en grisáceo. La lejía, no es adecuada para lavar nylon, seda o lana porque las destruye. Por esa razón, es conveniente utilizar productos comerciales que tienen las concentraciones adecuadas para cada uso y que no son tan peligrosos de manipular. Si quieres blanquear una prenda de algodón para lograr efectos especiales, puedes aplicarle lejía, pero en cuanto hayas conseguido el efecto buscado, tienes que neutralizar la reacción química de la lejía en el tejido, sumergiéndo la prenda en una solución de agua y vinagre (200ml de vinagre en 1 litro de agua) y después lavándola con agua con jabón neutro (3 a 5 gr de escamas de jabón puro en 1 litro de agua). Sin embargo, a pesar de lo poderosa que es la lejía, su acción corrosiva desaparece en la medida que va actuando y termina descomponiéndose en sal y agua. La lejía que se va por el desagüe seguirá cumpliendo su acción limpiadora hasta perder todo su poder corrosivo y antiséptico. Por esa razón no afecta el medio ambiente.
Cómo actuar ante una intoxicación de lejía
En general, para contrarrestar la acción de la lejía, se debe usar solamente agua fría. En casos de ingestión accidental, no se debe inducir al vómito, sino utilizar grandes cantidades de agua fría, leche, helados o antiácidos para neutralizarla y llamar a un médico para que preste la atención correspondiente. Si la lejía ha caído en la piel o en los ojos, se debe limpiar o lavar con agua abundante durante al menos 15 minutos. Algunas combinaciones de lejía con blanqueadores o con algunos productos de limpieza en polvo y amoníaco pueden liberar el cloro que puede causar asfixia.