A la hora de limpiar, hay productos químicos que no se deben mezclar si no queremos acabar intoxicados; el ejemplo más claro son el amoniaco y la lejía, ambos limpiadores de gran potencia pero incompatibles juntos. Es por ello que, al limpiar, nunca se deberán mezclar estos dos productos esperando como resultado un producto de mayor efecto.
En este artículo de unCOMO te explicamos qué pasa si juntas lejía y amoniaco y por qué la mezcla puede resultar letal. Además, te contamos qué hacer si mezclas amoniaco y lejía, cuáles son los síntomas que podrías presentar y los mejores consejos para disminuir el daño y acabar con el riesgo.
Qué pasa si mezclas lejía y amoniaco
La lejía es uno de los productos más usados en todo hogar para desinfectar y limpiar superficies o espacios como el baño y la cocina, así como también para blanquear la ropa. Tal como puedes leer en nuestro artículo sobre qué es y como está hecha la lejía, este producto se obtiene a partir de hipoclorito de sodio, un compuesto químico cuya fórmula es NaClO.
Por otro lado, resulta también muy común usar el amoniaco para limpiar por su gran poder desengrasante y limpiador en general. El amoniaco (NH3) se comercializa diluido en agua aunque la concentración es considerablemente alta, motivo por el que desprende ese característico y fuerte olor.
De este modo, ambos productos resultan ideales para limpiar por lo que alguien quizá podría llegar a pensar que al mezclarlos se obtendría un limpiador aún más potente, pero en realidad: ¿qué pasa si juntas lejía y amoniaco?
Al mezclar amoniaco y lejía, se produce una reacción química que genera un gas llamado cloramina (NH2Cl) que resulta altamente tóxico. Y es que cuando este entra en contacto con nuestras mucosas, se descompone y genera ácido clorhídrico y radicales libres.
La cloromina es una sustancia tóxica y corrosiva, provoca la irritación de las mucosas y quemaduras en la piel. En períodos de larga exposición, la cloromina puede provocar daños graves en las vías respiratorias y edema pulmonar. En algunos casos muy graves, la exposición a estos gases tóxicos ha provocado la muerte.
Qué hacer si mezclas lejía y amoniaco
En ningún caso debes mezclar estas dos sustancias. Limpiar con amoniaco una superficie previamente limpiada con cloro puede ser suficiente para producir gases tóxicos. En el caso de hacerlo por error, debes alejarte inmediatamente de la zona donde se han mezclado. Los síntomas pueden variar dependiendo de la cantidad de producto a la que se ha sido expuesto y su pureza. Algunos de los síntomas por inhalación de lejía y amoniaco son:
- Tos
- Sensación de ahogo
- Ardor en la garganta
- Picor en los ojos y lagrimeo
- Dolor de cabeza
- Irritación broncopulmonar
Por otro lado, los síntomas de ingesta de lejía o amoniaco (o la combinación de ambos) pueden ser mucho más graves e incluir:
- Náuseas
- Dolor de garganta
- Dificultad para tragar
- Aumento de la salivación
- Irritación gastrointestinal
- Lesiones cáusticas esofagogástricas
Si has inhalado una mezcla de lejía y amoniaco, dirígete a un área con ventilación para que puedas respirar aire fresco. Abre puertas y ventantas. En ningún momento debes quedarte encerrado en la habitación con los vapores. Si tú o alguien que conoces ha ingerido esta mezcla, no induzcas al vómito y llama inmediatamente al número de emergencias.
En cualquier caso, llama al número de emergencia o busca atención médica cuanto antes si la exposición ha sido grave. Si no has inhalado casi nada del producto, investiga cuál es el número de control de envenenamiento o de servicio médico de atención toxicológica de tu país. Ellos te indicarán como deshacerte de los productos de limpieza sin ponerte en riesgo de intoxicación.
Ventila muy bien el área para que los vapores tengan tiempo de disiparse.
Cómo evitar la intoxicación por lejía y amoniaco
La mejor forma de evitar intoxicación por ingestión o inhalación de cloraminas es tomar las precauciones necesarias para utilizar y conservar ambos productos correctamente. Algunos de los consejos que debes tener en cuenta son:
- Conserva los productos en un área segura, alejada de niños y mascotas.
- Mantén la lejía y el amoniaco separados y bien sellados.
- Lee siempre las etiquetas para conocer las indicaciones de uso.
- Asegúrate de ventilar bien todas las zonas antes de comenzar a limpiar.
- Emplea guantes y equipos de protección para que los productos no entren en contacto con la piel o los ojos.
- No expongas los productos a temperaturas extremas ni quemes nunca los envases.
En unCOMO te damos más consejos para limpiar tu casa de forma segura en nuestro artículo Cómo evitar intoxicaciones en el hogar.