El árbol de moringa (Moringa oleifera) es una planta conocida por sus múltiples propiedades tanto medicinales como nutricionales. Originario de la India, actualmente se puede cultivar en muchas partes del mundo gracias a su resistencia y adaptabilidad, así como por el hecho de que para su óptimo crecimiento y desarrollo necesita estar entre 22ºC y 35ºC de temperatura, por lo que es un árbol que puede plantarse en múltiples territorios que contemplen condiciones ambientales cálidas y húmedas. ¿Quieres conocerlo todo sobre el llamado árbol de la vida? En unCOMO hemos preparado un artículo en el que encontrarás las propiedades y beneficios de este saludable árbol y en el que descubrirás cómo sembrar moringa en casa. Descubre sus cuidados y necesidades y aprovéchate de la salud que te proporcionará este árbol. ¿Quieres plantar moringa en casa? ¡Toma nota!
Qué es la moringa
La moringa, también conocida como árbol de la vida, es una planta de origen indio que tiene múltiples propiedades medicinales y nutricionales, por lo que se convirtió en un ingrediente básico con fines terapéuticos de la medicina tradicional india (Ayurveda).
Se trata de un árbol que puede llegar a los 10 metros de altura, resistente y frondoso. Su cultivo es propio de ambientes cálidos y húmedos, por lo que a día de hoy es habitual encontrarlo tanto en Asia, como en América, África y las zonas más cálidas de Europa.
La moringa cuenta con un reconocimiento mundial gracias a su nivel nutricional completo, que da pie a que se utilice en numerosos remedios naturales. Además, puede aprovecharse tanto su raíz como sus frutos, sus hojas y sus semillas. Entre sus propiedades destaca su alto contenido en vitaminas (A, C, B, E y K), su fuente de minerales (potasio, calcio, hierro, fósforo, magnesio, zinc...) o sus efectos antibióticos, su acción infamatoria o su cantidad de antioxidantes. Todo ello se traduce en beneficios saludables para tratar enfermedades cardíacas, enfermedades de los riñones y de la piel, así como anemia, bronquitis, sobrepeso y obesidad, menopausia, diabetes, hipertensión, hepatitis, epilepsia, tuberculosis o cáncer, entre muchas otras.
Por ejemplo, en este otro artículo de unCOMO puedes descubrir Cómo tomar la moringa para adelgazar.
Cómo sembrar moringa en casa paso a paso
El valor nutricional y medicinal de la moringa la ha convertido en uno de los árboles más preciados que seguro querrás tener en casa. Para sembrar moringa en casa, deberás prestar atención a las condiciones ambientales que requiere: climas cálidos y humedad media. No obstante, debes saber que se trata de una planta resistente y que se adapta con facilidad.
Para disfrutar de tu propio árbol de la vida, debes saber que tienes tres vías de cultivo: plantar semillas, plantar esquejes o directamente comprar la planta ya un poco crecida para seguir cultivándola. Te los contamos:
Germinar semillas de moringa
Si decides sembrar moringa a través de sus propias semillas, lo importante será conseguirlas. Puedes encontrarlas en tiendas de jardinería especializadas o viveros. La cuestión será que deberás germinarlas tú mismo, así que antes de plantarlas te recomendamos dejar las semillas de moringa en agua durante, por lo menos, 24 horas. Con este proceso lograrás ablandar su cáscara, por lo que será mucho más fácil que germinen.
Una vez hayan transcurrido las 24 horas en remojo, puedes plantar las semillas directamente en la tierra o maceta que hayas seleccionado. Solo debes tener en cuenta que la semilla debe colocarse a unos 5 centímetros de profundidad. Antes de sembrar la semilla, humedece ligeramente el suelo y vuelve a regarla después de haberla introducido en la tierra. Intenta mantener el suelo húmedo sin excederte durante los 10 primeros días, después de haber sembrado la moringa. Su germinación es rápida y en una semana podrás empezar a ver los primeros resultados. Pasado un mes, lograrás tener un pequeño árbol de 30 centímetros, aproximadamente.
Si plantas múltiples semillas deja un espacio de 30 a 40 centímetros entre ellas. Si cultivas en una maceta lo mejor es que esta tenga, como mínimo, 30 centímetros de profundidad.
Plantar esquejes de moringa
Si ya tienes un árbol de moringa, o lo tiene algún conocido, puedes cultivar una nueva moringa a través de esquejes, una maravillosa alternativa que destaca por su rapidez frente a las semillas.
Cultivar moringa con esquejes es sencillo. Escoge una rama que haga, como mínimo, 30 centímetros de largo y 4 centímetros de diámetro. Córtala del tronco principal y plántala directamente en el suelo o la maceta seleccionada. Recuerda que el esqueje deberá estar plantado a una profundidad de 15 centímetros, aproximadamente. Con los cuidados necesarios, observarás que en unos días la moringa empezará a echar raíces y nacerán nuevas ramas del esqueje inicial.
Consejos para el cultivo de moringa
Una vez hayas sembrado las semillas o plantado los esquejes, así como si has comprado directamente la moringa ya algo crecida, deberás tener en cuenta los cuidados que necesita tanto para su mantenimiento como para su crecimiento. A continuación, te contamos las principales claves del cultivo de moringa.
- Luz: agradece la luz directa.
- Temperatura: la temperatura ideal es entre los 22ºC y los 35ºC. Al ser un árbol de climas tropicales no soporta las heladas, pero tampoco las temperaturas superiores a los 40ºC.
- Riego: es muy resistente a la sequía y se pudre si tiene exceso de agua. Es importante que el suelo esté bien drenado y la tierra siempre húmeda.
- Suelos: la moringa necesita suelos ligeros, con buen drenaje y algo arenosos. Puede crecer bien en suelos pobres, aunque se recomienda añadir una capa de abono orgánico al plantarla.
La moringa es un árbol que puede llegar a ser bastante alto hasta alcanzar los 5 metros de altura, o los 10 en su edad adulta. Pódalo una vez al año para ir limitando la altura y retirar, también, las ramas viejas para favorecer las nacientes. En tan solo 8 meses después de la siembra y con los cuidados necesarios, tu moringa empezará a dar frutos, unas vainas que maduran a los 3 meses y que se pueden cosechar.