El aluminio es un material que pierde su brillo natural a medida que pasa el tiempo y adquiere un aspecto desagradable. Esto puede verse a la perfección en las ollas y cacerolas de este material, debido a su uso continuado. Pero el hecho de adquirir esta apariencia no significa que debamos deshacernos de estos utensilios de cocina, sino que bastará con llevar a cabo una limpieza a fondo para intentar que vuelvan a su apariencia inicial. Si no sabes cuál es la mejor forma de hacerlo, no te pierdas este artículo de unComo.com sobre cómo limpiar ollas de aluminio.
Pasos a seguir: 1En primer lugar, limpiad bien la olla de aluminio para eliminar cualquier resto de suciedad que pueda tener. Secadla bien a fondo, con la ayuda de un trapo o paño seco.
2Mezclad una cucharada de vinagre o zumo de limón con un litro de agua. Preparad la mezcla necesaria para llenar la olla.
3Poned la olla a fuego medio hasta que el agua empiece a hervir. En caso de que queráis limpiar también otros objetos de aluminio, podéis ponerlos dentro de la cacerola. Dejad hervir el agua durante 10 minutos o hasta que se vaya la decoloración.
4Cuando la olla esté limpia y fría, frotadla por dentro con bicarbonato y un estropajo de acero inoxidable. Debéis hacerlo en forma de vaivén y suavemente porque, de lo contrario, rayaréis la cazuela.
5Para acabar, deberéis limpiar la parte exterior de la olla con un limpiador no abrasivo o un producto para abrillantar la plata.
6Si este método no ha funcionado podéis intentarlo con ceniza, es muy útil. Mientras la olla está caliente y húmeda, debemos limpiar la olla de aluminio con una esponja de alambre (dorada o plateada, de viruta fina) o con un cepillo de dientes si es algo muy concentrado. Vamos a pulir agregando 5 cucharadas de ceniza. Vamos a pasarle muy bien por todo el interior y bordes, el fondo y las partes plateadas cuidando de no rayar los esmaltes de colores, si los tuviera.
7Por último, limpiaremos con un trapo seco o servilleta de papel todo el exceso de ceniza, desechándola en la basura. Si crees conveniente, podes repasar nuevamente para aumentar el brillo. Te saltas el primer paso (de hervir), y directamente recuerda a penas humedecer la ceniza con unas gotas de agua, así es más fácil el pulido.